Por Noelia Pirsic

Hay días en que la vida de Verónica Cangemi transcurre entre aviones, llamadas telefónicas, escenarios y cámaras de televisión. Recién llegada a Buenos Aires para una estadía que durará menos de veinticuatro horas, su apariencia es de completa tranquilidad. Sus pasos son ágiles para cumplir con una agenda apretada pero su tono es sereno en tanto comparte sus objetivos para la primera mitad del año.
Los compromisos de la cantante exhiben sus facetas de artista, gestora y productora: el estreno de Così fan tutte en su provincia natal el 15 de marzo, resultado del trabajo del Ópera Studio que ella misma dirige; a fin de mes, el primer Concurso Internacional de Canto Lírico que organizó en Mendoza y en el que oficiará de anfitriona de un jurado internacional; un vuelo a Europa el mes próximo para comenzar los ensayos de la ópera La Clemenza di Tito con funciones a lo largo de todo el mes de mayo repartidas entre Bélgica y Francia; y, en junio, de vuelta en Buenos Aires para encarnar a Liú de Turandot en el Teatro Colón.
El año pasado, la soprano celebró veinticinco años de trayectoria internacional con un concierto a todo Mozart en el CCK. Su recorrido en el mundo lírico incluye roles protagónicos alrededor del mundo junto a importantes directores musicales, escenarios compartidos con artistas de la talla de Cecilia Bártoli y Plácido Domingo, clases con maestros históricos, una treintena de grabaciones en discos, y muchos otros logros profesionales que combinó con la crianza de dos hijos que conocen todos los teatros donde ella trabajó.
¿Qué te lleva a hacer base en tu provincia natal en este momento de tu carrera?
Si bien estoy en un momento fantástico a nivel profesional, cuando yo era muy joven tuve la oportunidad, gracias a Leonor Luro Anchorena –presidente de Festivales Musicales de Buenos Aires-, de formarme con grandes artistas que ella traía a la Argentina para dar masterclass. En ese momento, gané una beca muy importante, la que tenía esa organización junto con Shell: te mandaban a Londres a estudiar seis meses, te pagaban desde los libros y estudios, hasta las entradas al Covent Garden. Eso fue fundamental para mí, siendo del interior del país, porque en Buenos Aires ustedes tienen todo, las grandes ciudades del mundo tienen todo. Pero, en el interior de Argentina, siempre estamos atrás. A mí me costó mucho llegar a Buenos Aires, estaba desconectada en ese momento al no haber redes como hay hoy. Y si bien ahora sí tenemos un sistema de redes sociales y de tecnología, muy importante para poder comunicarnos, el tema del canto lírico es una cuestión física. Mi intención, estando en mi provincia natal, es volver un poco a las raíces, volver a empezar ayudando con el mismo sistema con el que me ayudaron a mí y formar jóvenes en el interior del país.
¿Cuáles son los problemas con los que se encuentra alguien nacido en el interior que desee ser cantante lírico?
El interior del país tiene muchos talentos y a veces están desorientados. En mi provincia hicimos, junto a mi madre, un Programa de Canto en la Universidad de Congreso donde estimulamos y damos formación durante dos años para evaluar si los alumnos realmente tienen condiciones para empezar a estudiar, formarse, concursar. No es una carrera: son dos años durante los cuales vemos cuál es el repertorio que tiene que elegir un cantante, qué formación tiene que tener, si tiene que irse a lo lírico o a lo popular, porque en el interior del país está todo muy mezclado. Luego de eso, me llamaron para dar masterclass junto a Plácido Domingo en el programa Young Artist. A partir de esa experiencia, y al conocer la Ópera Studio de París, empecé a ver lo importante que era la preparación de un joven antes de poder subir a un escenario. Porque, sobre todo en el interior del país, el problema es que los cantantes no tienen la práctica, tienen lo teórico. Están las clases de repertorio, pero el artista se ve en escena: si va a poder hacer carrera, si va a poder hacer un rol, si va a poder realizar un estudio durante todo un año. ¿Qué hice entonces? Creé un Ópera Studio.

Verónica Cangemi como Mélisande (Teatro Colón, 2018 | Foto: Arnaldo Colombaroli)
En 2015, con el apoyo de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), nació el Ópera Studio, que se articula con los demás organismos de la institución y dispone de todo lo que hace falta para producir una ópera. Cuenta con orquesta, coro, cuerpo de ballet y equipos de trabajo provenientes de las diversas carreras que allí se dictan: escenografía, actuación, artes plásticas, música y canto. Cangemi trabaja con un grupo de profesionales que retornaron a la ciudad desde otras provincias -e incluso desde Italia-, con el fin de contribuir en la formación de los jóvenes cantantes.
¿En qué consiste el trabajo que realizan en el Ópera Studio?
Lo fundamental para mí es una buena técnica. Los chicos tienen que realizar técnica con sus maestros de canto y buscar dos títulos por año: estudiar y tomar conciencia de lo que es preparar un rol. Cómo se empieza, la investigación. Lo que hacen los grandes profesionales para subirse al escenario -cuando toman la carrera con seriedad-, es estudiar un rol en seis meses, no lo hacen en un mes. También vienen profesionales de Argentina y de Europa a dar clase, como este año que vino Andrea De Carlo, uno de los pioneros en repertorio Stradella. En el Ópera Studio hacemos títulos que no sean demasiado difíciles porque técnicamente los estudiantes no están preparados para asumir roles aún. Soy muy conciente de los repertorios que hay que tomar para llevar a cabo este tipo de desafíos: no hemos hecho ni un Verdi ni un Puccini, esas son palabras mayores. Hacemos desde el mundo barroco hasta Mozart, que permiten realizar ópera sin castigar la voz de los jóvenes.
Interpretando ‘Lascia ch’io pianga’ en el Teatro Colón en TEDxRiodelaplata 2018
La soprano es conciente de lo difícil que puede ser llegar a fin de mes cuando se trata de vivir del arte. Por eso, consiguió un estímulo mensual para que los estudiantes puedan trabajar solo medio día y se dediquen a conciencia en el Ópera Studio. La cursada es de cuatro días por semana durante cuatro horas, y la formación incluye un repertorista, técnica vocal, idioma, teatro y movimiento escénico. “El modelo para diseñar este organismo lo tomé de mi propia experiencia como artista –señala Cangemi-. Si un cantante tiene que ir a un teatro y pagarse un correpetidor y saber cómo va a estudiar un rol, resulta muy caro y es muy difícil porque nunca tiene tiempo”.
Vos tuviste que irte de tu provincia para emprender una carrera con proyección internacional. ¿Cómo fue tu experiencia?
Como artista, me costó mucho salir de Mendoza. Me costó tener que venir a Buenos Aires, en un lugar donde uno se sentía como el campesino. No estábamos a la altura simplemente porque en las grandes ciudades hay una actividad que no hay en el interior del país. Con los proyectos que tengo aquí, mi intención es federalizar. Quiero hacer este movimiento para que un artista pueda decir: “Yo hice una carrera internacional desde mi provincia”. También es un aporte cultural y turístico. Para mí sería más fácil, quizás, tener un sueldo y estar más tranquila dando masterclass. Pero como soy mendocina y tengo ese arraigo tan fuerte, mis raíces me pueden. Estoy donde estoy porque realmente tuve que trabajar mucho, la tuve que pelear muchísimo viniendo en colectivo para hacer audiciones en Buenos Aires y volviéndome ese mismo día porque no tenía donde quedarme en la noche. A veces, al Ópera Studio hay gente que viene en bicicleta porque no tienen para el colectivo. Por eso decidí hacerlo en el interior: estamos ávidos y necesitados de esto.
En ese sentido, también abriste un concurso internacional de canto lírico con sede en Mendoza que tendrá lugar a fin de mes.
Sí, tendrá lugar del 27 al 31 de marzo con un jurado internacional. Vienen de La Scala de Milán, de la ópera de Tenerife, de Oviedo, de Bologna, de Suiza. También forma parte María Victoria Alcaraz del Teatro Colón. Los cantantes escuchados y que tengan condiciones obtendrán premios para formarse en un ópera studio en el extranjero, o conseguirán pequeños contratos en roles secundarios de las distintas óperas del mundo. El que gana el primer premio obtiene cinco mil dólares y contratos en Tenerife y en Bologna. Esperé tres años para hacer este concurso porque quería investigar primero el nivel de los jóvenes del interior del país. Encuentro que están tarde para lo que es el resto del mundo porque en el extranjero compiten chicos que con veintiún años ya son profesionales y acá en Argentina nadie es menor a treinta años.
¿A qué pensás que se debe que nuestroscantantes promedian los treinta años cuando están en condiciones de audicionar?
Cuando empecé a estudiar canto, había importantes guías técnicos vocales, buenos maestros que decían qué repertorio debías tomar, cuál era el objetivo. Hoy por hoy, con Internet, están como mareados. Todos quieren hacer carrera pero nadie termina de preparar lo que es fundamental: para conseguirlo hay que tener una técnica sólida que vas adquiriendo desde chico. Se piensa que estudiando de YouTube se tiene la técnica total y ahí se quiebran. No es importante la ciudad en la que estés, sino tomar conciencia de cómo hacer el recorrido. Hay que tener tiempo y paciencia para estudiar la técnica, bancarse un Ópera Studio durante tres o cuatro años para adquirir un repertorio y saber cómo moverse en escena. Cuando ya pasó todo esto y pudiste hacerlo, ahí realmente podés decir: “Estoy preparado para audicionar para este concurso internacional”. Hoy por hoy, en el mundo, se piensa que por haber pasado por un instituto durante un par de años, ya se está listo para una carrera en el exterior, y no es así. Para trabajar la técnica, lo que a mí me ha funcionado es tener un solo método. Considero que hay que buscar y creer en un maestro, no ir cambiando, o tomando un poco de cada uno. A veces uno está tan servido que no encuentra un camino.
El próximo viernes 15 y sábado 16 de abril a las 21 hs, los alumnos del Ópera Studio presentan Così fan tutte -de la dupla Mozart-Da Ponte- con una puesta en escena completa junto con la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo. El acceso es abierto a la comunidad.
Con una producción completa por estrenar, un certamen internacional en curso, el Ópera Studio en pleno funcionamiento y un público ávido de arte, la ciudad se perfila como un nuevo centro de actividades líricas en el país. Antes de partir hacia una nueva entrevista, la soprano afirma, satisfecha: “Ahora Mendoza es ópera”.
Mucho éxito, Verónica Cangemi!! El Maestro Ricardo Ortale estaría muy orgulloso de vos!
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