Noelia Pirsic para Ópera en Argentina
«Cada uno es un ser único e irrepetible en la historia del universo», recordó a los oyentes el director escénico Raúl Marego a modo de cierre de su clase en el marco del ‘Curso de aproximación a la Dirección Escénica en Ópera’. El de ayer fue el primero de cinco encuentros a cargo de diferentes profesores y egresados del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón (ISATC). El ciclo está diseñado a modo de introducción para quienes deseen transitar la carrera del instituto que otorga el título de Régisseur.
«¿Por dónde comenzar?» era el nombre de la charla del Maestro Marego. Las presentaciones personales de cada uno de los veinte oyentes funcionaron de disparador para profundizar en la pregunta propuesta por el director. Apenas la mitad de los presentes estaban interesados en inscribirse en la carrera este año y provenían de universos muy variados: teatro musical, tango, cine, filosofía, danza, artes dramáticas, periodismo, teatro multidisciplinar, sistemas informáticos. Algunos no estaban familiarizados con la ópera, pero querían saber de qué se trata dirigir una. Otros sabían qué les atraía del género con un alto nivel de especificidad. Había participantes de Mendoza, Córdoba y de Chile y Ecuador.
A poco de comenzar la charla, un acalorado debate se armó entre coreógrafos experimentados y de larguísima trayectoria -también oyentes en el curso- y el público más joven. Una de las cuestiones fue: ¿Está bien irse en el medio de una función o hay que permanecer en la butaca aunque no nos interese la propuesta del director escénico?
– ¿No te produce reflexión el hecho de que algo no te guste? -le preguntó una profesora de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) a una cantante que confesó haberse ido en medio de una presentación de la ópera ‘La Forza del Destino’.
– Yo creo que el espectador tiene el derecho de irse si le parece -intercedió un director de teatro ecuatoriano.
Marego, oficiando de moderador entre los participantes apasionados, señalaba una y otra vez las hojas que llevaba consigo: «No olvidemos que el código en común que tiene todo el equipo de trabajo en una puesta en escena de ópera es la partitura, tanto para los que están sobre el escenario como para los directores y técnicos». Dejó en claro que no hay un método para construir un personaje ni una receta para encarnar a Violetta en La Traviata aunque la obra se haya escenificado miles de veces. Intervenía cada tanto con un mantra de la dirección escénica: juego, creatividad, sensibilidad.
– Aprovecho para hacer una pregunta que siempre me hice -intervino un profesor de filosofía-. Cuando los directores ponen algo en escena, ¿lo hacen desde la perspectiva de lo que se ve desde la platea, los palcos, o los pisos superiores?
El profesor le respondió, entre risas: «Eso también es una elección del régisseur». Un coreógrafo de renombre entre el público explicó cómo él, desde la danza, ha tenido que reducir los movimientos para que pudieran ser apreciados por los espectadores a cincuenta metros. «Hay que tener en cuenta también la composición global, las leyes del espacio», apuntó y agregó: «Una vez me tocó montar una coreografía en La Fiesta de la Vendimia, ¡el escenario era tan grande que solo poner a los bailarines en escena me llevaba ocho tiempos!».
Mientras en el aula contigua vocalizaban los estudiantes de canto lírico del ISATC, Marego explicaba el desafío de trabajar con los intérpretes: «Cada cantante va a llegar al ensayo con su propia concepción de lo que es el personaje que le toca encarar, y nosotros como directores vamos a tener que negociar con ellos y convencerlos de nuestra propuesta escénica, aunque se trate de preofesionales consagrados». Señaló que en aquellos cantantes muy expresivos, el desafío del régisseur es guiar esa expresividad, y en aquellos que no la tienen, ayudarlos a que la consigan.
«El trabajo del director escénico es muy solitario, eso nadie lo sabe», afirmó una coreógrafa experimentada con cierto pesar. Debe lidiar con solistas, coreutas, bailarines, técnicos, escenógrafos, vestuaristas, delegados gremiales, en un tiempo de ensayo que nunca resulta suficiente. Se debe tener muy en claro el objetivo que se busca y rogar que en la siguiente pasada, todos hayan tomado nota de las indicaciones. «Si no se logra la conexión, lo que se va a ver en escena es la confusión y la falta de diálogo en el equipo», sentenció.
Más de una vez, distintos asistentes hicieron referencia a la existencia de grietas: entre el director musical y el escénico; entre los actores, los bailarines y los cantantes; entre el mundo del canto y el de la danza. Todos coincidieron en que esas divisiones deben ser selladas para que la obra crezca. La conexión es clave para obtener buenos resultados: es imprescindible el vínculo con lo que ocurre en el entorno -no solo dentro sino también fuera del teatro- y la relación hacia adentro, con uno mismo.
Los participantes más jóvenes se entusiasmaron con una imagen que describió el director: un teatro construido dentro de una entidad bancaria, con una platea circular giratoria, en la provincia de San Juan. Ante la emoción de algunos, una de las oyentes aclaró: «Ojo que ese tipo de disposición no funcionaría para cualquier obra». Marego dio un ejemplo concreto: a la hora de disponer los asientos para su clase, en lugar de elegir armar filas de sillas en formato conferencia, prefirió armar una ronda, para promover la idea de ritual e intercambio como el que efectivamente se generó durante las tres horas del encuentro. Las mismas decisiones se deben tomar a la hora de elegir el espacio para montar una obra.
La charla también dio lugar a mencionar la necesidad de federalizar la ópera. «En Córdoba no contamos con la formación en dirección escénica», señaló una oyente. «En Pilar lo único que hay es la carrera de escenografía, en la Universidad de El Salvador», apuntó otra alumna, que se traslada a la Capital Federal para tomar clases de dirección escénica con Lizzie Waisse.
No solo se hizo mención a las producciones en los grandes teatros de ópera. También se hizo hincapié en la proliferación de obras líricas en espacios no convencionales, entre ellos los montajes llevados a cabo por las compañías Magna Lírica, Pilar Lírica y Ópera Periférica, que dan cuenta de otro ítem en el que profesor y alumnos coincidieron: «La ópera necesita un cambio». Y la transformación, para los directores escénicos, no consiste en ‘modernizar’ las puestas, sino en preguntarse con sinceridad: ¿qué busco transmitir?. Para alcanzar tal fin, es importante que el régisseur conecte con el material, con la obra, con la sociedad en la que vive, con su equipo de trabajo.
¿Qué se hace en los casos en que el director no puede elegir a su equipo? ¿Qué ocurre cuando la producción no cuenta con los recursos necesarios para realizar la puesta? En ese caso, según Marego, puede negarse a aceptarlo, pero si lo acepta, asume la responsabilidad del liderazgo sobre el proceso de trabajo y su resultado.
Las tres horas de la primera clase del ‘Curso de Aproximación a la Dirección Escénica de Ópera’ transcurrieron en un mar de preguntas, inquietudes y afirmaciones parciales que podrían haber continuado toda la tarde. Es posible que solo algunos de los presentes se dediquen a formarse como régisseurs. Antes de irse, Marego les dio su consejo a todos por igual: «Sigan su pasión, sea la que sea».
Próximos encuentros:
Sábado 10 de setiembre de 10 a 13 hs.
Prof. Lizzie Waisse
Título: «Estética actoral en la ópera»
Sábado 17 de setiembre de 10 a 13 hs.
Prof. Pablo Maritano
Título: «Los nuevos públicos”: El trabajo del director de escena como creador de sentido en la contemporaneidad; la función del concepto como intermediario entre los sistemas de creación originarios y los sistemas de producción actual.
Sábado 24 de setiembre de 10 a 13 hs.
Prof. Ricardo Sassone
Título: El rol del “Director Escénico de Opera” concebido como una “mediación” entre: una determinación temporal del espacio (contemplando la especificidad del “lenguaje musical”) y una especialización del tiempo (contemplando la especificidad del “lenguaje teatral”). La noción de performance como concepto articulador.
Sábado 1 de octubre de 10 a 13 hs.
Prof. Betty Gambartes
Título: «La puesta en escena: una poética personal». Se presentarán diversos trabajos de los alumnos del ISA.