El 16 de septiembre estrena en el Teatro Lope de Vega de Pilar, una producción de ópera hecha íntegramente por pilarenses: La Serva Padrona de Pergolesi. Se trata de una iniciativa de la compañía Pilar Lírica, dirigida por la cantante y directora escénica Julieta Rosso.
Pre-estreno de La Serva Padrona de Pilar Lírica en el estudio de Lizzie Waisse
“¿Qué piensa usted hacer con esas partituras?” le preguntó Victoria Celio a su profesora Julieta Rosso el año pasado, durante una clase del Laboratorio de Ópera del Municipio de Pilar. “Cuando me inscribí, yo pensaba que íbamos a ser un grupo de personas interesadas en el género que íbamos a mirar videos y comentar, y quizás ir a ver ópera, hasta que ella dio a conocer su proyecto. ¡Se lo tenía guardado bajo el poncho!”, ríe la señora a cargo del vestuario de la primera obra de este género hecha completamente por pilarenses, que se presentará el 16 de septiembre en el Teatro Lope de Vega de Pilar.
“Obviamente, ¡vamos a cantar!” le respondió la profesora allá por 2015. Nadie en el curso se habría imaginado que terminarían poniendo en escena un acto completo de Las Bodas de Fígaro de Mozart. Pero Julieta tenía un plan: llevar la ópera a Pilar. El Laboratorio no continuó en 2016, pero cuatro de sus integrantes siguieron en contacto con ella: Victoria, Sonia Sidoti –asistente general- y los cantantes Isaías Bianchi y Andrea Filgueira.
“Mi único contacto con la ópera era mi abuelo, que murió cuando yo era muy chiquito. Era italiano y le gustaba esa música–recuerda Isaías-. Mi primer contacto con el mundo de la lírica fue un cassette de Andrea Bocelli que me regaló mi abuela, así que con diez años empecé a balbucear eso. Ni sabía lo que decía la letra, pero yo cantaba en la ducha. Aquello quedó ahí en el inconsciente y no le di más bolilla”. A los 27 decidió retomar: trató de inscribirse en las clases de canto de los talleres municipales, y en piano –“porque parece que todo músico tiene que saber tocar el piano”. Pero al no encontrar vacantes en ninguno de los dos, decidió anotarse en el Laboratorio de ópera que se dictaba ahí mismo.
“Ahí me agarró una regresión, recordé a mi abuelo. Mi paso por el Laboratorio fue genial, y luego Julieta me convocó para encarnar a Uberto en La Serva Padrona. También empecé el conservatorio y ya llevo tres años tocando el contrabajo”. Además de participar de Pilar Lírica, Isaías forma parte de un trío de tango en su ciudad.
Puesta a punto de La Serva Padrona en el Vocal Studio de Julieta Rosso
Un año atrás, su compañera Andrea tampoco se habría imaginado estar subiéndose al escenario del Lope de Vega en menos de un mes. “Estudié publicidad y arquitectura, y actualmente trabajo en un estudio contable. Venía estudiando canto en los talleres del Municipio de Pilar con Julieta como profesora, pero un año no conseguí vacante y vi que estaba el Laboratorio –recuerda la soprano-. Nunca había tenido un acercamiento a ese género y pensé en la posibilidad de hacer algo diferente”. Cuando el Laboratorio cerró, Andrea comenzó a tomar clases de canto en el estudio de Julieta, “Vocal Studio” –el único en el que se enseña canto lírico en Pilar- y terminó siendo convocada por su profesora para el rol de Serpina en la ópera de Pergolesi.
Es sábado a la tarde y todos los integrantes de Pilar Lírica están en el Vocal Studio, a quince cuadras de la estación de trenes. Se preparan para su primera presentación con público en el estudio de Lizzie Waisse. Mientras tanto, las entradas para las dos funciones en el Teatro Lope de Vega –el viernes 16 de septiembre y el viernes 14 de octubre- ya se encuentran a la venta. Para esta puesta, Julieta –que antes de dedicarse a la lírica fue cantante de rock, jazz y folklore- incursiona como directora escénica.
La Serva Padrona es una pieza de ópera de cincuenta minutos, escrita en 1733 por Giovanni Pergolesi y Gennaro Antonio Federico. Cuenta la historia de Uberto, un viejo solterón arrogante, que se lleva mal con su doncella, Serpina, quien se cree la dueña de la casa. Luego de una serie de discusiones y caprichos, acaban por confesarse su amor.
En todos estos enredos tiene una parte un personaje mudo, Vespone -criado de Uberto-, a cargo Lucas Delfino. Él también se formó como actor en los talleres municipales, y hace dos cursa el profesorado de teatro. “Un día vi la convocatoria de Pilar Lírica y me presenté. Julieta, quien a su vez es mi profesora de trabajo vocal en el profesorado, me pasó el libreto para que lo leyera–explica Lucas-. Cuando llegué al estudio me sorprendí: todo era muy organizado, había una asistente –Sonia- que estaba siempre presente. Todos se sabían sus partes. Nunca había trabajado en algo tan serio, quedé impactado. Descubrí la ópera gracias a Pilar Lírica y ahora estoy buscando cómo seguir especializándome en esto para continuar en este camino y ayudar a que Vespone salga mejor”. Lucas nunca habría pensado que iría a ver ópera, y menos que participaría en una: “Lo veía como gente que grita mucho, ¡y ahora estoy re metido!”.
Lucas Delfino como Vespone en el ensayo de La Serva Padrona en Vocal Studio (Pilar)
– Mis amigos me dicen: ‘Ah, ¿hay un personaje que no canta en una ópera?’- ríe Lucas.
– A mí, cuando ven un cantante de ópera en la tele, me preguntan ‘¡Ah! ¿así cantás vos?’ –agrega Andrea.
– Cuando les cuento la historia a mis amigos de La Serva Padrona, eso los empieza a atrapar, se quedan con ganas de más. En el concepto popular no te dicen que la ópera tiene una historia –explica Isaías.
– Nadie relaciona que la ópera es teatro –apunta Julieta.
Sonia Sidoti también formó parte del Laboratorio de Ópera y actualmente oficia como asistente general de Pilar Lírica: “Me gusta el arte, la música, el teatro. A la ópera siempre la entendí como teatro, por eso me encanta. Mi familia siempre me llevaba hasta la puerta del Colón y se iba. Para mí es un placer venir todos los sábados acá a asistirlos en lo que necesiten, y de paso escucharlos”.
Ariel Soto –también pilarense-, llegó al proyecto por recomendación de su amigo Isaías. Su primer contacto con el canto fue la ópera, pero actualmente prefiere no cantar ni actuar. Acompaña al pianista Juan Carlos Nos como paginador. “Todavía no entiendo mucho mi relación con la música, no sé cómo relacionarme, me gustan todos los instrumentos”, afirma.
Juan Carlos la conoció a Julieta en el 2008, cuando hicieron un concierto en homenaje a Mozart en el Teatro Lope de Vega. “En ese momento necesitaba una soprano que cantara las arias, y cuando la escuché a Julieta dije: ‘es ella’. En ese momento ella cantaba con su banda de rock”, recuerda.
– ¿Vos creés que puedo cantar arias de ópera? –le preguntó la cantante al pianista.
– Por supuesto, me encanta tu voz – le respondió él y prepararon el concierto juntos.
Años más tarde, Julieta lo invitó a trabajar en el Laboratorio de Ópera: “A partir de ahí se gesta la idea de Pilar Lírica y su escuela de canto, y este año me convoca para hacer La Serva Padrona”, Juan Carlos además trabaja para el Municipio, da clases de piano, dirige tres coros en la zona y canta en otros tres. “Yo creo que es importantísimo expandir los horizontes de la ópera. Hay que replicarlo por todos lados y que se deje de ver como algo elitista: la ópera es accesible a todo el mundo. Nuestro plan es contribuir como músicos al acercamiento de la gente a este género”, asegura el pianista.
Mtro. Juan Carlos Nos al piano en el pre-estreno de La Serva Padrona
Además de estar a cargo de la dirección escénica y la preparación de los cantantes, Julieta se encarga de la difusión y búsqueda de sponsors: “Evidentemente, que se haga ópera en Pilar es un acontecimiento particular. Ayer se sumó un nuevo sponsor, eso quiere decir que estamos generando algún eco”, afirma la cantante.
Angie Maya, que se mudó de Pilar a Capital Federal para poder ejercer su carrera de cantante lírica profesional, ya se contactó con Julieta para que cuente con ella en futuras producciones.
– Te aclaro que se trata de una producción amateur – le indicó Julieta.
– No importa, yo te quiero acompañar porque me gusta que se haga ópera en mi ciudad – le respondió la cantante, que el mes próximo cantará en Rigoletto para la compañía porteña Ensamble Lírico Orquestal.
Victoria se reencontró con la ópera y con su profesión luego de muchos años gracias a Pilar Lírica. “En la educación de antes, teníamos una materia que se llamaba ‘Expresión cultural’, que se dictaba los días sábados. Ahí nos pasaban música clásica, ópera, cine. A uno no le quedaba más remedio que mirar o escuchar porque no se le permitía otra cosa –recuerda la vestuarista-. Así fue como aprendí a escuchar ópera en silencio y me fui interesando cada vez más”. De grande, el odontólogo para el que trabajaba viajaba demasiado y le cedió temporalmente su abono al Colón. Así fue como retomó el contacto con el género: “Llevé a mucha gente a conocer el Teatro y a escuchar ópera o ver ballet”.
Años después, Victoria se desempeñó como modista para distintos grupos de baile en los que ella misma participaba y cuando su hijo creció, comenzó a colaborar en la elaboración del vestuario de los cortometrajes que él preparaba para su carrera como cineasta en la ENERC. “Hice unos vestuarios para esos chicos jóvenes y después él, muy suelto de cuerpo, me dijo: ‘Muy bien, ahora tenés que estudiar’” y la anotó en cursos de vestimenta teatral en el SICA y en el Teatro San Martín. Este año, por medio de Pilar Lírica, pudo fusionar dos de sus pasiones.
La historia de Ana María Pagirys se parece un poco a la de los demás integrantes del proyecto. Gracias a Pilar Lírica, se reconectó con su profesión: “Soy escenógrafa pero hace trece años que no me dedico. Por intermedio de una amiga vecina de Pilar que estudió cantó con Julieta, me enteré de que estaban buscando alguien que hiciera la escenografía y utilería para La Serva Padrona. Tuve una entrevista con ella, congeniamos y nos entendimos. Si bien conocía la ópera, nunca había trabajado en una y me pareció sumamente interesante. Además me encontré con gente de calidad que me recibió muy bien y valoran cada detalle de mi producción, cada hora que le dedico a este trabajo”. Ana María además es profesora y madre. Su mamá –que la acompañó al pre-estreno de La Serva Padrona en el estudio de Lizzie- solía irse hasta la ciudad de La Plata para poder ver ópera. “Llega un momento, más de grande, en que buscás darle un enfoque distinto a tu vida y este proyecto me vino justo, estaba como pensado para mí”, afirmó la escenógrafa.
De alguna manera, todos los integrantes de Pilar Lírica pudieron encauzar su expresión artística gracias a este proyecto, que también congrega a otros pilarenses: el fotógrafo Nahuel Aguilar, la caracterizadora Leticia Chirieleison y el iluminador Guillermo Romani. Es probable que una flautista de la ciudad haga un solo en el intervalo de la obra. “Si fuera por Julieta, el pueblo entero tendría que ir a ver ópera –señala Victoria-. Me parece muy noble su propósito. A veces las personas formadas como ella tienden a volar, pero ella decidió desarrollarse acá junto con todos estos chicos de Pilar”.
Isaías Bianchi en el rol de Uberto y Andrea Filgueira como Serpina en el pre-estreno de La Serva Padrona por Pilar Lírica.
Ficha Técnica: La Serva Padrona
Libreto de G.A. Federico
Música de G. B. Pergolesi
Versión al piano de Juan Carlos Nos
Funciones: 16 de septiembre y 14 de octubre en el Teatro Lope de Vega (Pilar)
Intérpretes
Serpina: Andrea Fillgueira
Uberto: Isaías Bianchi
Vespone: Lucas Delfino
Dirección general y puesta en escena: Julieta Rosso
Asesora de escena: Lizzie Waisse
Escenografía y utilería: Ana María Pagirys
Vestuario: Victoria Celio
Caracterización: Leticia Chirieleison
Asistente general: Sonia Sidoti
Diseño gráfico: Diego Correa
Fotografía: Nahuel Aguilar
Paginador: Ariel Soto
Luces: Guillermo Romani